El imponente y bello río Paraná, con sus aguas surcadas por los primeros colonizadores de América, como Sebastián Gaboto, traza la línea entre la pujante ciudad de San Lorenzo y la naturaleza salvaje que se extiende a lo largo y lo ancho del delta.
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Arenales interminables en épocas de bajante, vegetación variada y florida, y fauna autóctona dibujan la estampa en la que se insertan quienes llegan hasta los alrededores de San Lorenzo dispuestos a disfrutar y respetar de una naturaleza agreste y a poca distancia de la ciudad.
Otra nota de color, ya dentro del centro urbano, es aportada por el Paseo del Artesano, tendido como parte del predio del Parador Turístico, junto a la encantadora Plaza Evita. Allí, los creativos artistas regionales demuestran sus habilidades en el trabajo de materiales como cuero, caña, flores disecadas, metal, madera, hueso, tela.