La propiedad de estas tierras fue inicialmente de la firma Cristóbal Murrieta y Cía, integrada por banqueros provenientes de Londres que las habían recibido como parte de pago de un empréstito adquirido por el Gobierno de la provincia de Santa Fe.
Las tierras abarcaban un extenso territorio comprendido, actualmente, por varios poblados. La acción fue llevada a cabo por la Compañía de Tierras de Santa Fe, conformada en 1884.