Majestuoso espejo de agua de 12.000 hectáreas y entorno deslumbrante, la Laguna de Melincué y sus milagrosas cualidades curativas eran un atrayente para los viajeros ya en el Siglo XIX.
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Más aún en la actualidad, respaldada científicamente por la Sociedad Argentina de Estudios Termales, declarada Capital del Turismo Termal por la Cámara de Senadores de la provincia, y controlados sus ímpetus destructivos con adecuadas obras hídricas, Melincué vuelve a la vida más preparada que nunca.
Melincué tiende ante los visitantes su laguna natural de aguas y barros terapéuticos llevando al máximo la sensación de serenidad y placer. Aguas termales indicadas especialmente para el alivio de afecciones reumáticas; barros minerales ideales para tratamientos de belleza y relajación, constituyen su propuesta central sin agotar sus atractivos.
Spa Integral perfectamente acondicionado de modo de permitir al turista la desconexión con la rutina diaria; y áreas deportivas y náuticas para aquellos que prefieran incluir un poco de adrenalina en medio de tanta tranquilidad, hacen a la perfección total de la oferta saludable de Melincué.